ARTÍCULO FINAL (SEGUNDA ENTREGA)


“La magia de la lengua es el hechizo más peligroso.”


Vamos a hacer un recorrido para ver cómo se trabaja la asignatura de lengua hoy en día en las aulas, y cómo se debería trabajar de manera correcta. Al igual que en el cuatrimestre pasado, hemos podido ver todas las cosas que no trabajamos y todas aquellas que se podrían trabajar mejor.

Empezamos nuestro camino en lo que es la lengua española. En este primer bloque vimos algunos términos que desde siempre hemos oído hablar, y hemos estudiado en el colegio y nunca nos los habíamos planteado como ahora. Uno de estos términos es el lenguaje. Cuando hablamos de lenguaje nos estamos refiriendo a la capacidad innata que tenemos los seres humanos, que usamos para comunicarnos. Esta facultad es clave para el desarrollo. Nos permite pensar, ya que entre el lenguaje y la inteligencia siguieron una evolución paralela; nos sirve de base para la memoria, tanto de forma individual como colectiva (folclore). También es el medio de expresión más extenso, y de la autoexpresión. No debemos confundir este término con la lengua: los seres humanos no hablamos el lenguaje, sino unas concreciones de esta capacidad, lo que llamamos lengua. Las lenguas forman parte de la cultura de las culturas, y por ello debemos mantenerlas.

Para adquirir la competencia lingüística de la que se habla en el currículo, el niño debe adquirir unas estructuras lingüísticas de una lengua concreta y debe contar con otras estructuras psicológicas, biológicas y ambientales. Pero, si el niño presenta un daño en su competencia personal y social, influye en su capacidad del lenguaje, tanto oral como escrito. Los niños se comunican desde los primeros momentos, mediante llantos, risas, muecas… para llamarla atención de su entorno. Pero para que exista la comunicación, tiene que haber una reciprocidad, que llamamos diálogo.

Con respecto a la expresión oral, cabe decir que es un objetivo difícil de valorar, que hoy en día no se trabaja apenas de manera intencionada, sino que se trabaja muy ligada a la escritura, ya que se evalúa a la hora de leer un texto en voz alta. Sin embargo, en las lenguas extranjeras sí se evalúa como instrumento necesario para adquirir estas lenguas. Me parece que esta expresión se trabaja poco, incluso nada. Siempre se ha asociado la expresión oral como un apartado evaluable de la asignatura de lengua, pero es un concepto que aparece y usamos en todos los ámbitos de nuestra vida. Por tanto, debería trabajarse más y mejor si lo que queremos los maestros es preparar a los alumnos tanto en contenidos como para que en su futuro sepan convivir y relacionarse con el mundo que les rodea.

Para este tema, he propuesto la actividad de un diálogo entre todos los compañeros del aula. Los alumnos visualizarán un vídeo: “Binta y la gran idea”. Esta actividad la utilizaría en el curso de sexto de primaria, ya que, según la teoría de Erikson, a esta edad empiezan a saber quiénes son, y empiezan a formar su propia identidad. Además, según Piaget a esta edad los niños se encuentran en la etapa de operaciones formales, donde empieza a surgir el pensamiento abstracto, pudiendo razonar sobre suposiciones. De esta manera podrán reflexionar acerca de los hechos que a ellos no les tocan directamente.

En esta actividad mi error fue establecer tiempos de intervención, ya que de esta manera se elimina la realidad del diálogo, haciéndolo aburrido y monótono. Por tanto, he aprendido que no se les puede limitar el tiempo en debates, porque les estaría quitando la libertad de intervenir cuando ellos quieran y estén preparados. Sin embargo, lo que haría sería ir guiando el diálogo, pero sin imponer nada, haciendo que todos puedan participar, pero que sean ellos quienes manejen la actividad. Para que todos compartan sus puntos de vista, después de la intervención de un alumno preguntaré al resto acerca de esta perspectiva, por ejemplo: “¿Alguien está de acuerdo?”, “¿Y en contra?”, “¿por qué?” así hasta agotar el tema que haya surgido y podamos pasar a la siguiente opinión. De esta manera estaremos favoreciendo ese intercambio de ideas, pensamientos, etc., que diferencian esta actividad de cualquier exposición de ideas.

Me ha parecido muy interesante el documento de Moodle “Catálogo de actividades de expresión oral”. No sabía que hubiera tantas actividades y que todas fueran para trabajar la expresión oral. Pero lo que más me sorprende es que hoy en día, con toda la información do la que disponemos se siga trabajando esta expresión de manera tan pobre, sin apenas haber cambiado desde hace tiempo.

Queda claro que con una sola actividad podemos estar atendiendo a varios contenidos del currículo, pero, al igual que en las lenguas extranjeras evaluamos por una parte la expresión oral diferente al resto de contenidos, ¿por qué no hacerlo con nuestra lengua materna?
Como futura maestra este bloque me ha aportado una gran cantidad de actividades que usar en un futuro para empezar a cambiar el enfoque actual de la expresión oral en las aulas, y no dudaré en acudir a él en un futuro. Si realmente lo que buscamos en la escuela es en parte preparar a nuestros alumnos para su futuro, ¿no deberíamos enseñarles a comunicarse y a compartir su punto de vista con los demás?



Como podremos ver más adelante, la lengua escrita supone un gran avance para las posibilidades de comunicación, por tanto, hacer a los niños conscientes de este gran papel que juega la escritura en su día a día, va a incrementar la intención comunicativa. Esto les creará curiosidad, que se convertirá en motivación por aprender. Es importante que, una vez que los niños aprendan ese rol de la lengua escrita, no lo abandonen. Todas las actividades que hemos realizado este cuatrimestre colaboran en este desarrollo escrito.
Durante el bloque anterior hablábamos de expresión oral, pero, ¿qué pasa con la lengua escrita? Esta lengua abarca la lectura y la escritura, pero, ¿en qué orden debemos trabajarla en el aula? ¿qué aprenden los niños antes: a leer o a escribir?
En primer lugar, vamos a conocer qué es leer. Este punto es el que peor se trabaja en las aulas de educación primaria, y es la habilidad que los niños más utilizan y trabajan. En los colegios, siempre nos ha tocado leer entre todos en voz alta los textos a trabajar, primero uno, después otro… hasta que nos tocaba a nosotros. Este método se sigue utilizando a día de hoy, pero, si buscamos la innovación en otros ámbitos escolares, por qué dejamos la lectura tan obsoleta.

Por tanto, todos sabemos cómo transcurría ese rato que duraba desde que empezaban a leer otros hasta que nos tocaba a nosotros: contando para ver qué párrafo nos tocaba. De esta manera, no prestábamos atención al texto leído, y simplemente nos limitábamos a leer nuestra parte, y contar hasta la siguiente. 


Antes de ver para qué utilizamos ese tipo de lectura, veamos qué es leer.
“Leer es interpretar, es comprender, es relacionar, es tomar partido. Leer es conocer lugares, personajes, ideas y sentimientos ajenos. Leer es aprender, analizar, reflexionar y adquirir valores fundamentales”.

De todos estos significados de “leer”, mediante el método que se utiliza de leer en voz alta y por turnos, no estamos trabajando ninguno. Simplemente estamos descodificando los símbolos que componen ese escrito. Para poder comprender, analizar, reflexionar debemos trabajar la lectura en silencio, es decir, si lo que queremos es trabajar la comprensión lectora de los niños, queremos ver qué cosas han interpretado del escrito, o cómo lo relacionan con sus experiencias previas. 


El proceso de lectura entonces no se limita a descodificar, sino que debemos trabajar la habilidad visual, la fluidez, comprensión, memoria, vocabulario, etc. Para que un niño aprenda a leer tiene que leer. Los maestros tenemos la responsabilidad de que nuestros alumnos adquieran hábitos de lectores, pero sin limitarnos a solamente enseñar a leer, sino que tenemos que acompañarlos durante el proceso de la lectura, atendiendo al desarrollo de cada niño.

Por ello, otra vez más, como futuros maestros tenemos en nuestra mano cambiar la visión que se tiene sobre la comprensión escrita. Si un texto no es comprendido, no estamos trabajando la lectura correctamente. Dentro de la comprensión están aspectos como la atención, la memoria, el vocabulario, sus inferencias culturales…

Para trabajar esos aspectos de los que he hablado antes podemos utilizar multitud de actividades. En esto consiste la tarea de este bloque, en escoger buenas actividades para trabajar los diferentes aspectos que influyen en la lectura, y poco a poco ir mejorando esas habilidades, y con el tiempo, la comprensión lectora. 

Esta actividad me ha parecido bastante fácil, ya que se trataba solamente de elegir entre unas actividades las que nos parecieran más apropiadas y transcribirlas. Debíamos elegir un texto, continuo o discontinuo, y según el tipo elegir las actividades. Estas actividades debían ser útiles para trabajar tanto la memoria, como la comprensión, la semántica, las inferencias… En las aulas se limitan a trabajar la memoria, considerando que una “buena comprensión” se demuestra acordándote de lo leído, fijándote en los detalles mínimos del texto y contestando preguntas de cosas que aparecen en el texto. Por lo que este bloque me ha servido para sentir que, como maestros, de más de cerca un pequeño cambio que es necesario realizar en los centros.

Todo ello me ha hecho reflexionar que, si a nosotros nos ha parecido simple, ¿por qué se sigue trabajando en las aulas la lectura tan mal? Aquí se vuelve a repetir la gran responsabilidad que tenemos en nuestro futuro, para no seguir con los mismos métodos con los que nos enseñaron y utilizar otros que, como hemos visto en este bloque, pueden trabajar la lectura de una forma más global y más completa.


A los niños les gusta leer, pero, como hemos dicho tantas veces en otros bloques, si no nos preocupamos por sus desarrollos, momentos evolutivos, cognitivos, y sobre todo sus gustos, sus intereses … En definitiva, si no nos preocupamos por nuestros alumnos, estos perderán el placer de leer, y lo verán como un simple instrumento de la escuela. Por el contrario, si nos centramos en ellos, que son el centro de nuestra labor docente, conseguiremos crearles la emoción, no solo por leer, sino también por aprender.



“Escribir es el proceso por el cual se pasa de la posesión interna de un concepto, idea o pensamiento a la transformación de ese concepto mediante una codificación de símbolos gráficos, con intención comunicativa”.

Como podemos deducir, en el siguiente bloque vamos a hablar de la escritura, de las razones que llevan al niño a escribir, y de cómo trabajarla en el aula. En primer lugar, hay que destacar que los niños empiezan a escribir por una necesidad de comunicarse.
Esta intención comunicativa es connatural al ser humano. Sin embargo, la comunicación escrita se trata de un avance social para recordar.

Dentro de la escritura, debemos diferenciar dos conceptos: la grafomotricidad y la caligrafía. El primer término se trata de un control motor de la grafía, cuyo aprendizaje es lento y complejo. La caligrafía es la proyección de la grafomotricidad. Para el desarrollo de la motricidad gráfica, intervienen los niveles de desarrollo generales y específicos, la maduración mental, el desarrollo afectivo y su ámbito social. Como resumen, podemos decir que la grafomotricidad es el movimiento, y la caligrafía es su resultado.

Una vez diferenciados estos dos términos, vamos a ver los métodos de lectoescritura. Por un lado, tenemos los métodos sintéticos. Estos métodos parten de los elementos más pequeños a los más grandes, partiendo de lo más abstracto a lo más concreto. Pero estos métodos, dependiendo de qué elemento partan, pueden ser alfabéticos, fonéticos y silábicos. Por otro lado, tenemos los métodos analíticos, que nacen del deseo de los niños, los cuales ven un “todo”, pero no ven sus partes. Estos métodos consideran el desarrollo evolutivo del niño. Al contrario que los métodos sintéticos, estos van desde lo más significativo a lo menos significativo. Al igual que los primeros métodos, estos también pueden ser de tres tipos: léxicos, fraseológicos y contextuales. Y, por último, tenemos los métodos mixtos, que mezclan ambos tipos de métodos, cogiendo lo mejor de cada uno.

Como desventajas de estos dos primeros métodos, podemos decir que los sintéticos solamente trabajan la ruta fonológica, mediante la descodificación. Por ello, los mixtos pretenden atender las dos rutas, la silenciosa y en voz alta. Y los analíticos, al limitar los elementos, los niños pueden desconocer muchas palabras.

Podemos hablar de cuatro estrategias que utilizan los niños según su edad y desarrollo, que son la estrategia pictográfica, la logográfica, la alfabética y la ortográfica. Cada una es una continuación en el desarrollo de la anterior, llegando así a la última con lectores y escritores expertos, para ir trabajando más tarde frases y textos cada vez más complejos.

En cuanto a la etapa de los niños con lo que vamos a trabajar, es importante recalcar que estamos en la estrategia ortográfica, y, por tanto, la didáctica deberá variada, atrayente y por supuesto motivadora para nuestros alumnos. Es importante que los niños sepan para qué tienen que escribir, para qué sirve. Y este creo que es el principal problema de hoy en día. Los niños se ven obligados a escribir mayormente sobre temas que les imponemos y para una fecha impuesta también, ahogando así su imaginación, creatividad y su desarrollo. Como solución a esto, podemos emplear una metodología constructivista donde los niños, a partir de un contacto con el lenguaje escrito de su entorno diario y su análisis y comparaciones, conversen y puedan reflexionar sobre lo que han observado, y finalmente escriban textos muy diferentes unos de otros, dependiendo así del contexto de cada uno.

Además, es importante trabajar la caligrafía, pero sin evaluarla en la medida que nos parezca o no bonita. A lo largo de mi vida he tenido, por así decirlo la suerte de ser considerada por una buena caligrafía, pero también he sido consciente de la frustración que provoca una mala calificación por no alcanzar los gustos de un profesor. Por ello, creo que es importante empezar a trabajar la caligrafía sin necesidad de evaluarla, sino que se puede guiar, aconsejar y apoyar para mejorarla, en el sentido de mejorar algunos aspectos influyentes en la motricidad gráfica y la caligrafía. Esto se pude trabajar, por ejemplo, ayudándoles a estar más cómodos a la hora de escribir, para que así sean ellos mismos quienes vayan mejorando cada uno de los aspectos con el tiempo, sin frustrarse.

A continuación, planteo un entrenamiento modelado para tres alumnos en tres etapas diferentes de desarrollo: uno de segundo de primaria, otro de cuarto y otro de sexto. Todos ellos con un objetivo, que es mejorar su competencia caligráfica.
Después de dedicarme a los tres casos he podido ver cómo desde siempre se ha trabajado mal este aspecto. Cuando yo iba al colegio, quienes tenían mala caligrafía se les mandaban de deberes extra un cuadernillo de ortografía, pero era algo que debían seguir y evaluar los padres. Como maestra en un futuro, creo que el lugar donde se debe trabajar este aspecto es el aula. En el caso de que los alumnos deban trabajar fuera del colegio, debe tratarse de una actividad breve y sencilla, que no les lleve mucho tiempo, porque no se trata de un trabajo extra, sino que es un trabajo que poco a poco se verán sus efectos. Todos alguna vez hemos pasado una tarde entera hasta la noche haciendo deberes, y hemos sentido lo aburrido y pesado que se nos hacía. Se trata de esto, si queremos que mejoren la caligrafía, clasificándoles ya como mala letra, y encima les sobrecargamos de tareas relacionadas con ésta, el alumno acabará cansado y harto de la actividad. Así, se frustrarán y no conseguirán cambiar su caligrafía.


En mi caso, siempre nos han obligado a escribir con letra ligada porque quedaba “más bonita” y era acorde a nuestra edad, ya que la letra suelta era de los mayores. Además, nos evaluaban en la medida que ligábamos las letras. Por eso, antes pensaba que realmente la letra ligada era más rápida, ya que no levantaba el lápiz/bolígrafo del papel. Sin embargo, me he dado cuenta de que no es así. Además, siempre he pertenecido al grupo de las “buenas caligrafías”, pero he podido saber qué sentían los que no pertenecían a él, y toda la frustración que eso los llevaba, ya que eran de algún modo excluidos de los demás. Por eso, como maestra me gustaría cambiar esto, para que los niños cambien su letra sin sentirse mal por ella.

Otro aspecto que se sigue llevando a cabo en las aulas, y del que ya hablé en el bloque de “Creación literaria”, es el de la ortografía. Se sigue calificando a los alumnos en función de las faltas que cometa. Yo creo que hay que corregirlas, pero no evaluarlas si lo que estás evaluando es la expresión escrita: hay más momentos en los que evaluar este aspecto. Por ejemplo, se puede realizar alguna actividad escrita donde el principal objetivo sea no cometer faltas ortográficas, pero no evaluarlo al mismo tiempo que la expresión.

Además, he podido darme cuenta de la importancia que tiene poner un ejemplo de la tipografía a los alumnos, para que puedan copiarla, ya que, aunque nos podamos encontrar con niños que ya tengan interiorizado su propio tipo de letra, habrá otros que estén perdidos en este terreno, y que no tengan ninguna referencia de escritura.  Por tanto, es una actividad que beneficia a todos los alumnos, y podemos hacerla con toda la clase, y así ningún alumno se sentirá señalado delante de los demás, aunque individualmente les podemos dar algún consejo extra.


Como hemos hablado de la ortografía, el siguiente bloque hablará de ella. Aunque ya haya hablado sobre esto, vamos a profundizar más en el tema.

Conocer la lengua, bloque que aparece en el currículo de Educación Primaria, implica adquirir un buen vocabulario, y conocer lo básico de la gramática, además de saber aplicarlo, para conseguir un buen uso de la lengua castellana. Esto favorecerá a las cuatro destrezas básicas, que son hablar, escuchar, leer y escribir.
Este bloque se centra en dos aspectos fundamentales para lograr una buena expresión y comprensión: ortografía y semántica.


  •   Ortografía:

Se trata del conjunto de normas que rigen la representación a la hora de escribir. Durante la etapa escolar, los niños se encuentran con dificultades, relacionadas con tener que respetar las particularidades ortográficas. Estas son las grafías y la ortografía de la palabra. Dentro de la primera, se encuentran las equivalencias fonológicas, las grafías representadas por un mismo fonema, una misma letra que representa dos fonemas, y, al contrario, dos letras con un mismo fonema. En la segunda dificultad están la acentuación, las peculiaridades léxico-ortográficas, de acentuación, palabras con doble acentuación, las mayúsculas, el guion de las palabras compuestas y las normas de flexión y derivación. Por último, dentro de la ortografía de la frase tenemos la mayúscula al principio de la frase, la separación de las sílabas cuando se acaba el renglón, y los signos de puntuación y las notas auxiliares.
En este período, a los niños les cuesta dominar las nociones lingüísticas de la ortografía, ya que muchas provienen de la evolución del castellano, de otras lenguas que nos han legado préstamos lingüísticos. 
Uno de los errores que cometemos con los niños es pretender que se aprendan de memoria estas reglas, cuando realmente la ortografía se adquiere de manera visual, viendo esas reglas escritas de manera correcta. Estudiarlas no sirve de nada. En mi caso, apenas tengo faltas ortográficas, pero tampoco recuerdo exactamente esas reglas que me hicieron aprender de memoria. Esto es porque a lo largo de los años he visto todas esas normas en diferentes formatos, en libros, en carteles, etc., que ha hecho que las haya interiorizado y que ahora al escribirlas lo haga de forma correcta. Las claves para trabajar la ortografía son la atención, la memoria visual, y el uso funcional de la ortografía. Pero sin ninguna duda, la base fundamental de esta es la motivación de los alumnos, y esto en gran parte se consigue reforzándolos de manera positiva. Un buen método para corregir las faltas es, a la vez que les corriges en rojo lo que han escrito mal, escribirles en otro color lo que han escrito correctamente, así pueden ver que, aunque se hayan equivocado, también han acertado en otras.

Hoy en día se puede observar a mucha gente que escriben mal muchas de las palabras que utilizan. Yo creo que una parte de culpa la tiene la manera en que han aprendido esas reglas, ya que como he dicho, la gran mayoría se estudian de memoria, lo cual no sirve para nada, no solo en la ortografía, sino que es así en todas las asignaturas del aula. Por ello, he decidido orientar mi actividad hacia una de las reglas que se confunden con frecuencia, y al trabajarla con los niños, las aprenderán de una manera más significativa.


  •  Semántica:

Dentro de este apartado, diferenciamos dos términos: la semiótica, y la semántica.
La semiótica o semiología se refiere a los procesos de los sentidos de cualquier señal, en un contexto social o cultural determinado. Por ejemplo, los iconos se utilizan en la prelectura. Los alumnos tendrán que ser capaces de entender, interpretar y dar sentido a mensajes verbales y no verbales. Por otro lado, la semántica se refiere a estudiar el significado e interpretar los signos lingüísticos, incluyendo las frases hechas, expresiones, y figuras relativas al significado en un contexto determinado.

La RAE define vocabulario como “conjunto de palabras o vocablos que constituyen una lengua”. Dentro de este general, encontramos dos tipos de vocabulario, el pasivo y el activo. El vocabulario activo es el que utilizamos como emisores, y el pasivo no lo utilizamos, pero sabemos qué significa. En las aulas se debería trabajar estos dos tipos, para aumentar la riqueza lingüística de los niños, ya que los niños escuchan y ven muchas palabras que no conocen su significado. Por tanto, trabajando esto en las aulas abrirá las puertas del conocimiento de nuevas palabras a los niños, y que en un futuro sean capaces de manejar gran cantidad de palabras y no se limite siempre a las mismas.
Una vez que hemos hablado de la teoría, hablemos de la práctica: ¿cómo se está llevando a las aulas esta teoría? ¿cómo se está trabajando? ¿está siendo eficaz?
La ortografía siempre ha sido ese factor que se evaluaba en todas las actividades y en todas las asignaturas, dependiendo la nota de éstas de cuántas faltas de ortografía tuvieras. En mi período de prácticas pude ver cómo muchos alumnos se desanimaban cada vez más con la escritura, ya que se tratase de la actividad que fuera, siempre bajaban nota. Está bien que evaluemos la ortografía, ya que es algo que hay que trabajar, pero no así. Al igual que trabajamos y evaluamos diferentes contenidos por separado, vamos a hacerlo con este tema también. Evaluemos cada actividad según los objetivos específicos que queremos trabajar. Si una actividad está destinada a trabajar la expresión escrita, califiquemos solamente esta expresión. De la misma manera con la ortografía, hagamos actividades exclusivas para ello. En el colegio donde estuve de prácticas este año, las profesoras estaban muy preocupadas porque cada vez veían más faltas de ortografía, y aun trabajando en ello, no conseguían mejorarlo. Hasta que encontraron un juego que empezó a dar resultado. Se trata de un concurso de deletreo. Una serie de palabras era entregada a los alumnos, que debían trabajar en ellas, ensayando dentro y fuera del aula, con total libertad. El primer contacto que tenían con estas palabras era dictado: la profesora dictaba la lista, para que los alumnos la escribieran en una hoja. Después, se les entregaba la hoja con las palabras bien escritas, para que corrigiesen ellos mismos las palabras, y pudieran ver sus errores, ya que la ortografía es visual. Cada mes, los alumnos de todo el curso se repartían en grupos, tres grupos cada aula, y se hacía el concurso. Lo que pude observar es que los alumnos se aprendían cómo se escriben muchas palabras a través de un juego. La recompensa era una medalla (acorde a la estación del año en que estuvieran y a los gustos de los alumnos) diferente cada concurso. Los alumnos realmente disfrutaban y se preparaban mucho esta prueba.


Después del concurso, ya en el examen del tema correspondiente, una pregunta de este era un dictado de algunas de las palabras estudiadas, y, poco a poco, las faltas iban disminuyendo. Esto nos demuestra que, si encontramos la motivación de nuestros alumnos, todo será más fácil.  Aquí empieza el cambio, ya que no podemos utilizar los mismos recursos con dos grupos, ya que son muy diferentes, y no todo funciona siempre. Se vuelve a repetir la importancia que tenemos, como futuros maestros, de conocer a nuestros alumnos.


Ya hemos hecho un recorrido por los diferentes aspectos de la lengua que se trabajan en primaria, pero, no nos podemos olvidar de la famosa “morfosintaxis”. Esta es, la querida o la odiada parte de la lengua que abarca sintaxis y morfología. Aunque se analicen por separado, estos dos ámbitos están muy relacionados, y se deben trabajar de forma simultánea.
Vamos a hacer un breve repaso de los conceptos de esta parte de la lengua:
-          Una oración se compone de sujeto y predicado.
-          El verbo es la parte más importante de la oración, porque nos indica el punto anterior.
  • El sujeto puede ser un grupo nominal, un solo sustantivo o un pronombre personal. Los complementos del sustantivo son:

o   Determinantes, que como su nombre nos indica, determina la condición de un sustantivo.
o   Adyacentes: pueden ser preposicionales o adjetivos. Los primeros tambniénm se llaman complementos del nombre, y van precedidos por una preposición. Los adjetivos nos expresan cualidades del sustantivo al que acompañan.
o   Aposición: desempeña la misma función que el adyacente pero se trata de un grupo nominal.
  •     El predicado es siempre un sintagma verbal. Dentro de este, el verbo puede ser copulativo, que necesitan un sustantivo o adjetivo que funcionen como atributo, que concuerda con el sujeto en género y número. Al igual que en el sujeto, el verbo puede llevar varios complementos:

o   Complemento directo: completa el significado del verbo. Este es un sustantivo, y lo podemos localizar en un a oración de varias formas: preguntando qué al verbo, sustituyéndolo por pronombres “la, lo, las, los” y pasando la oración a pasiva.
o   Complemento indirecto: es sobre quien recae la acción del verbo, y se trata de un sintagma preposicional con la preposición “a o para”. Lo reconocemos preguntando ¿a quién? o ¿para quién?, o sustituyéndolo por pronombres “le o les”.
o   Complemento circunstancial: añade las circunstancias al verbo, y pueden ser temporales, causales, modales, de lugar, de compañía…

Estos son los elementos de una oración simple, pero podemos formar oraciones compuestas, mediante el uso de conjunciones, que realizan el papel de nexos. De esta forma podemos obtener las oraciones con más de un verbo en forma personal. Estas oraciones compuestas pueden ser copulativas, disyuntivas o explicativas, dependiendo del sentido que las de el nexo que las une.

Toda esta teoría nos la sabemos todos, porque siempre se trabaja en el colegio, y para bien o para mal todos la recordamos. La morfo-sintaxis es enseñada muy teóricamente, y los niños no saben qué están haciendo realmente. Si no les enseñamos el por qué hacen estos análisis, no vamos a conseguir que lo interioricen.
A los niños muchas veces se les obliga a estudiarse de memoria estos contenidos, mientras que, si en lugar de eso reflexionan y sacan su propio juicio, conseguirán aprenderlo de verdad. Además, que, de memoria, la definición exacta de estos aspectos se les olvidará, mientras que, si logran comprenderlo, lo recordarán.  Esto lo vimos cuando en clase hicimos la actividad de definir todos los tipos de palabras, sabíamos qué eran, pero no sabíamos la definición que nos habían enseñado en primaria.  


Entonces, ¿cómo podemos trabajar este tema de manera diferente? Como maestros, tenemos que empezar a cambiar las cosas, como hemos dicho tantísimas veces, empecemos a dejar que sean los alumnos quienes reflexionen sobre su aprendizaje, que puedan analizar y reflexionar sobre el uso de la lengua en sus vidas. Así, comprenderán para qué sirve todo esto, y ese aprendizaje no se les irá con el tiempo. De este bloque me llevo el haber tenido el papel de investigar en la web páginas donde se trabaje la morfo-sintaxis. 

Llevando esta manera a nuestras aulas, donde los alumnos están en un mundo lleno de tecnología y de avances, conseguiremos que se interesen por aprender, y no nos quedaremos pisándole los talones al presente. Muchos colegios se quedan atrás porque creen que el uso de las tecnologías no es bueno, cuando en realidad es con lo que viven nuestros alumnos. Quedándonos obsoletos, los alumnos se aburrirán y acabarán frustrados con el colegio. 
Debemos tomar consciencia de lo importantes que son los niños, los alumnos, y que son el centro de nuestra labor. Debemos lograr que su estancia en el centro no sea cualquiera, sino que tenemos que dejarles huella, y así poco a poco ir cambiando el mundo.



CONCLUSIÓN:


Tras haber finalizado esta asignatura, me quedo con la gran labor que nos queda por delante, todas las cosas que, si queremos que los niños puedan desarrollarse, debemos cambiar. No ha habido ningún bloque que no me haya hecho dar marcha atrás y ver que muchas cosas se siguen trabajando igual que hace mucho tiempo. A lo largo del tiempo, ha habido muchos avances e innovaciones en todos los ámbitos de la vida, el fuego, la rueda, la máquina de escribir, los teléfonos, las bombillas, la tecnología… en fin, tantas cosas… pero, ¿qué pasa con la educación? ¿no va a evolucionar a la vez que el mundo que la rodea? Aunque hayamos incluido las nuevas tecnologías, nuevas formas de organización, nuevos recursos… algo tan simple y común como es la lectura, o la escritura, que los niños van a usas cada día, lo seguimos trabajando mal.
En relación con mi futuro profesional, al igual que he ido diciendo a lo largo del artículo, creo que he aprendido muchísimo, tanto en conocimientos como personalmente. Me he dado cuenta lo equivocados que seguimos estando acerca de cómo trabajar la lengua en las aulas de primaria, y eso es lo que me guardo, para no cometer los errores que he podido ir viendo y experimentando.

En mi opinión creo que a la educación de la actualidad le hace falta abrir sus puertas, que, entre aire fresco, y con él cambios que la mejoren. Ahora mismo la carrera de maestros esta infravalorada en su gran mayoría. Creo que este lugar lo asignan quienes, en algún punto de su vida han adquirido una frustración en la escuela, con el origen en todas esas cosas que hemos mencionado a lo largo del curso que se hacen mal. Por ello, en cuanto logremos cambiar esas maneras de trabajar la lengua, poco a poco devolveremos a magisterio el lugar que le corresponde, ya que todos estamos donde estamos gracias a un maestro, y por eso, le debemos mucho. 


WEBGRAFÍA:


Labajo, I. (2018). Didáctica de la Lengua española. Madrid. CSEU La Salle

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