ARTÍCULO FINAL
“La magia de la lengua es el hechizo más peligroso.”
Vamos a hacer un recorrido para ver cómo se trabaja la asignatura
de lengua hoy en día en las aulas, y cómo se debería trabajar de manera
correcta. Al igual que en el cuatrimestre pasado, hemos podido ver todas las
cosas que no trabajamos y todas aquellas que se podrían trabajar mejor.
Empezamos nuestro camino en lo que es la lengua española. En
este primer bloque vimos algunos términos que desde siempre hemos oído hablar,
y hemos estudiado en el colegio y nunca nos los habíamos planteado como ahora.
Uno de estos términos es el lenguaje. Cuando hablamos de lenguaje nos estamos
refiriendo a la capacidad innata que tenemos los seres humanos, que usamos para
comunicarnos. Esta facultad es clave para el desarrollo. Nos permite pensar, ya
que entre el lenguaje y la inteligencia siguieron una evolución paralela; nos
sirve de base para la memoria, tanto de forma individual como colectiva
(folclore). También es el medio de expresión más extenso, y de la autoexpresión.
No debemos confundir este término con la lengua: los seres humanos no hablamos
el lenguaje, sino unas concreciones de esta capacidad, lo que llamamos lengua.
Las lenguas forman parte de la cultura de las culturas, y por ello debemos
mantenerlas.
Para adquirir la competencia lingüística de la que se habla
en el currículo, el niño debe adquirir unas estructuras lingüísticas de una
lengua concreta y debe contar con otras estructuras psicológicas, biológicas y
ambientales. Pero, si el niño presenta un daño en su competencia personal y
social, influye en su capacidad del lenguaje, tanto oral como escrito. Los
niños se comunican desde los primeros momentos, mediante llantos, risas,
muecas… para llamarla atención de su entorno. Pero para que exista la
comunicación, tiene que haber una reciprocidad, que llamamos diálogo.
Con respecto a la expresión oral, cabe decir que es un
objetivo difícil de valorar, que hoy en día no se trabaja apenas de manera
intencionada, sino que se trabaja muy ligada a la escritura, ya que se evalúa a
la hora de leer un texto en voz alta. Sin embargo, en las lenguas extranjeras
sí se evalúa como instrumento necesario para adquirir estas lenguas. Me parece
que esta expresión se trabaja poco, incluso nada. Siempre se ha asociado la
expresión oral como un apartado evaluable de la asignatura de lengua, pero es
un concepto que aparece y usamos en todos los ámbitos de nuestra vida. Por
tanto, debería trabajarse más y mejor si lo que queremos los maestros es preparar
a los alumnos tanto en contenidos como para que en su futuro sepan convivir y
relacionarse con el mundo que les rodea.
Para este tema, he propuesto la actividad de un diálogo
entre todos los compañeros del aula. Los alumnos visualizarán un vídeo: “Binta
y la gran idea”. Esta actividad la utilizaría en el curso de sexto de primaria,
ya que, según la teoría de Erikson, a esta edad empiezan a saber quiénes son, y
empiezan a formar su propia identidad. Además, según Piaget a esta edad los
niños se encuentran en la etapa de operaciones formales, donde empieza a surgir
el pensamiento abstracto, pudiendo razonar sobre suposiciones. De esta manera
podrán reflexionar acerca de los hechos que a ellos no les tocan directamente.
En esta actividad mi error fue establecer tiempos de
intervención, ya que de esta manera se elimina la realidad del diálogo, haciéndolo
aburrido y monótono. Por tanto, he aprendido que no se les puede limitar el
tiempo en debates, porque les estaría quitando la libertad de intervenir cuando
ellos quieran y estén preparados. Sin embargo, lo que haría sería ir guiando el
diálogo, pero sin imponer nada, haciendo que todos puedan participar, pero que
sean ellos quienes manejen la actividad. Para que todos compartan sus puntos de
vista, después de la intervención de un alumno preguntaré al resto acerca de
esta perspectiva, por ejemplo: “¿Alguien está de acuerdo?”, “¿Y en contra?”, “¿por
qué?” así hasta agotar el tema que haya surgido y podamos pasar a la siguiente
opinión. De esta manera estaremos favoreciendo ese intercambio de ideas,
pensamientos, etc., que diferencian esta actividad de cualquier exposición de
ideas.
Me ha parecido muy interesante el documento de Moodle
“Catálogo de actividades de expresión oral”. No sabía que hubiera tantas
actividades y que todas fueran para trabajar la expresión oral. Pero lo que más
me sorprende es que hoy en día, con toda la información do la que disponemos se
siga trabajando esta expresión de manera tan pobre, sin apenas haber cambiado
desde hace tiempo.
Queda claro que con una sola actividad podemos estar
atendiendo a varios contenidos del currículo, pero, al igual que en las lenguas
extranjeras evaluamos por una parte la expresión oral diferente al resto de
contenidos, ¿por qué no hacerlo con nuestra lengua materna?
Como futura maestra este bloque me ha aportado una gran
cantidad de actividades que usar en un futuro para empezar a cambiar el enfoque
actual de la expresión oral en las aulas, y no dudaré en acudir a él en un
futuro. Si realmente lo que buscamos en la escuela es en parte preparar a
nuestros alumnos para su futuro, ¿no deberíamos enseñarles a comunicarse y a
compartir su punto de vista con los demás?
Como podremos ver más adelante, la lengua escrita supone un
gran avance para las posibilidades de comunicación, por tanto, hacer a los
niños conscientes de este gran papel que juega la escritura en su día a día, va
a incrementar la intención comunicativa. Esto les creará curiosidad, que se
convertirá en motivación por aprender. Es importante que, una vez que los niños
aprendan ese rol de la lengua escrita, no lo abandonen. Todas las actividades
que hemos realizado este cuatrimestre colaboran en este desarrollo escrito.
Durante el bloque anterior hablábamos de expresión oral,
pero, ¿qué pasa con la lengua escrita? Esta lengua abarca la lectura y la
escritura, pero, ¿en qué orden debemos trabajarla en el aula? ¿qué aprenden los
niños antes: a leer o a escribir?
En primer lugar, vamos a conocer qué es leer. Este punto es
el que peor se trabaja en las aulas de educación primaria, y es la habilidad
que los niños más utilizan y trabajan. En los colegios, siempre nos ha tocado
leer entre todos en voz alta los textos a trabajar, primero uno, después otro…
hasta que nos tocaba a nosotros. Este método se sigue utilizando a día de hoy,
pero, si buscamos la innovación en otros ámbitos escolares, por qué dejamos la
lectura tan obsoleta.
Por tanto, todos sabemos cómo transcurría ese rato que
duraba desde que empezaban a leer otros hasta que nos tocaba a nosotros: contando
para ver qué párrafo nos tocaba. De esta manera, no prestábamos atención al
texto leído, y simplemente nos limitábamos a leer nuestra parte, y contar hasta
la siguiente.
Antes de ver para qué utilizamos ese tipo de lectura, veamos
qué es leer.
“Leer es interpretar, es comprender, es relacionar, es tomar
partido. Leer es conocer lugares, personajes, ideas y sentimientos ajenos. Leer
es aprender, analizar, reflexionar y adquirir valores fundamentales”.
De todos estos significados de “leer”, mediante el método
que se utiliza de leer en voz alta y por turnos, no estamos trabajando ninguno.
Simplemente estamos descodificando los símbolos que componen ese escrito. Para
poder comprender, analizar, reflexionar debemos trabajar la lectura en
silencio, es decir, si lo que queremos es trabajar la comprensión lectora de
los niños, queremos ver qué cosas han interpretado del escrito, o cómo lo
relacionan con sus experiencias previas.
El proceso de lectura entonces no se limita a descodificar,
sino que debemos trabajar la habilidad visual, la fluidez, comprensión, memoria,
vocabulario, etc. Para que un niño aprenda a leer tiene que leer. Los maestros
tenemos la responsabilidad de que nuestros alumnos adquieran hábitos de
lectores, pero sin limitarnos a solamente enseñar a leer, sino que tenemos que
acompañarlos durante el proceso de la lectura, atendiendo al desarrollo de cada
niño.
Por ello, otra vez más, como futuros maestros tenemos en
nuestra mano cambiar la visión que se tiene sobre la comprensión escrita. Si un
texto no es comprendido, no estamos trabajando la lectura correctamente. Dentro
de la comprensión están aspectos como la atención, la memoria, el vocabulario,
sus inferencias culturales…
Para trabajar esos aspectos de los que he hablado antes podemos
utilizar multitud de actividades. En esto consiste la tarea de este bloque, en escoger
buenas actividades para trabajar los diferentes aspectos que influyen en la
lectura, y poco a poco ir mejorando esas habilidades, y con el tiempo, la comprensión
lectora.
Esta actividad me ha parecido bastante fácil, ya que se trataba
solamente de elegir entre unas actividades las que nos parecieran más apropiadas
y transcribirlas. Debíamos elegir un texto, continuo o discontinuo, y según el
tipo elegir las actividades. Estas actividades debían ser útiles para trabajar
tanto la memoria, como la comprensión, la semántica, las inferencias… En las
aulas se limitan a trabajar la memoria, considerando que una “buena comprensión”
se demuestra acordándote de lo leído, fijándote en los detalles mínimos del
texto y contestando preguntas de cosas que aparecen en el texto. Por lo que
este bloque me ha servido para sentir que, como maestros, de más de cerca un pequeño
cambio que es necesario realizar en los centros.
Todo ello me ha hecho reflexionar que, si a nosotros nos ha
parecido simple, ¿por qué se sigue trabajando en las aulas la lectura tan mal?
Aquí se vuelve a repetir la gran responsabilidad que tenemos en nuestro futuro,
para no seguir con los mismos métodos con los que nos enseñaron y utilizar otros
que, como hemos visto en este bloque, pueden trabajar la lectura de una forma
más global y más completa.
A los niños les gusta leer, pero, como hemos dicho tantas veces
en otros bloques, si no nos preocupamos por sus desarrollos, momentos evolutivos,
cognitivos, y sobre todo sus gustos, sus intereses … En definitiva, si no nos
preocupamos por nuestros alumnos, estos perderán el placer de leer, y lo verán
como un simple instrumento de la escuela. Por el contrario, si nos centramos en
ellos, que son el centro de nuestra labor docente, conseguiremos crearles la
emoción, no solo por leer, sino también por aprender.
“Escribir es el proceso por el cual se pasa de la posesión
interna de un concepto, idea o pensamiento a la transformación de ese concepto
mediante una codificación de símbolos gráficos, con intención comunicativa”.
Como podemos deducir, en el siguiente bloque vamos a hablar
de la escritura, de las razones que llevan al niño a escribir, y de cómo
trabajarla en el aula. En primer lugar, hay que destacar que los niños empiezan
a escribir por una necesidad de comunicarse.
Esta intención comunicativa es connatural al ser humano. Sin
embargo, la comunicación escrita se trata de un avance social para recordar.
Dentro de la escritura, debemos diferenciar dos conceptos:
la grafomotricidad y la caligrafía. El primer término se trata de un control
motor de la grafía, cuyo aprendizaje es lento y complejo. La caligrafía es la
proyección de la grafomotricidad. Para el desarrollo de la motricidad gráfica,
intervienen los niveles de desarrollo generales y específicos, la maduración
mental, el desarrollo afectivo y su ámbito social. Como resumen, podemos decir
que la grafomotricidad es el movimiento, y la caligrafía es su resultado.
Una vez diferenciados estos dos términos, vamos a ver los
métodos de lectoescritura. Por un lado, tenemos los métodos sintéticos. Estos
métodos parten de los elementos más pequeños a los más grandes, partiendo de lo
más abstracto a lo más concreto. Pero estos métodos, dependiendo de qué
elemento partan, pueden ser alfabéticos, fonéticos y silábicos. Por otro lado,
tenemos los métodos analíticos, que nacen del deseo de los niños, los cuales
ven un “todo”, pero no ven sus partes. Estos métodos consideran el desarrollo
evolutivo del niño. Al contrario que los métodos sintéticos, estos van desde lo
más significativo a lo menos significativo. Al igual que los primeros métodos,
estos también pueden ser de tres tipos: léxicos, fraseológicos y contextuales.
Y, por último, tenemos los métodos mixtos, que mezclan ambos tipos de métodos,
cogiendo lo mejor de cada uno.
Como desventajas de estos dos primeros métodos, podemos
decir que los sintéticos solamente trabajan la ruta fonológica, mediante la
descodificación. Por ello, los mixtos pretenden atender las dos rutas, la
silenciosa y en voz alta. Y los analíticos, al limitar los elementos, los niños
pueden desconocer muchas palabras.
Podemos hablar de cuatro estrategias que utilizan los niños
según su edad y desarrollo, que son la estrategia pictográfica, la logográfica,
la alfabética y la ortográfica. Cada una es una continuación en el desarrollo
de la anterior, llegando así a la última con lectores y escritores expertos,
para ir trabajando más tarde frases y textos cada vez más complejos.
En cuanto a la etapa de los niños con lo que vamos a
trabajar, es importante recalcar que estamos en la estrategia ortográfica, y,
por tanto, la didáctica deberá variada, atrayente y por supuesto motivadora
para nuestros alumnos. Es importante que los niños sepan para qué tienen que
escribir, para qué sirve. Y este creo que es el principal problema de hoy en
día. Los niños se ven obligados a escribir mayormente sobre temas que les
imponemos y para una fecha impuesta también, ahogando así su imaginación,
creatividad y su desarrollo. Como solución a esto, podemos emplear una
metodología constructivista donde los niños, a partir de un contacto con el
lenguaje escrito de su entorno diario y su análisis y comparaciones, conversen
y puedan reflexionar sobre lo que han observado, y finalmente escriban textos
muy diferentes unos de otros, dependiendo así del contexto de cada uno.
Además, es importante trabajar la caligrafía, pero sin
evaluarla en la medida que nos parezca o no bonita. A lo largo de mi vida he
tenido, por así decirlo la suerte de ser considerada por una buena caligrafía,
pero también he sido consciente de la frustración que provoca una mala
calificación por no alcanzar los gustos de un profesor. Por ello, creo que es
importante empezar a trabajar la caligrafía sin necesidad de evaluarla, sino
que se puede guiar, aconsejar y apoyar para mejorarla, en el sentido de mejorar
algunos aspectos influyentes en la motricidad gráfica y la caligrafía. Esto se
pude trabajar, por ejemplo, ayudándoles a estar más cómodos a la hora de
escribir, para que así sean ellos mismos quienes vayan mejorando cada uno de
los aspectos con el tiempo, sin frustrarse.
A continuación, planteo un entrenamiento modelado para tres
alumnos en tres etapas diferentes de desarrollo: uno de segundo de primaria,
otro de cuarto y otro de sexto. Todos ellos con un objetivo, que es mejorar su
competencia caligráfica.
Después de dedicarme a los tres casos he podido ver cómo desde siempre se ha trabajado mal este aspecto. Cuando yo iba al colegio, quienes tenían mala caligrafía se les mandaban de deberes extra un cuadernillo de ortografía, pero era algo que debían seguir y evaluar los padres. Como maestra en un futuro, creo que el lugar donde se debe trabajar este aspecto es el aula. En el caso de que los alumnos deban trabajar fuera del colegio, debe tratarse de una actividad breve y sencilla, que no les lleve mucho tiempo, porque no se trata de un trabajo extra, sino que es un trabajo que poco a poco se verán sus efectos. Todos alguna vez hemos pasado una tarde entera hasta la noche haciendo deberes, y hemos sentido lo aburrido y pesado que se nos hacía. Se trata de esto, si queremos que mejoren la caligrafía, clasificándoles ya como mala letra, y encima les sobrecargamos de tareas relacionadas con ésta, el alumno acabará cansado y harto de la actividad. Así, se frustrarán y no conseguirán cambiar su caligrafía.
Después de dedicarme a los tres casos he podido ver cómo desde siempre se ha trabajado mal este aspecto. Cuando yo iba al colegio, quienes tenían mala caligrafía se les mandaban de deberes extra un cuadernillo de ortografía, pero era algo que debían seguir y evaluar los padres. Como maestra en un futuro, creo que el lugar donde se debe trabajar este aspecto es el aula. En el caso de que los alumnos deban trabajar fuera del colegio, debe tratarse de una actividad breve y sencilla, que no les lleve mucho tiempo, porque no se trata de un trabajo extra, sino que es un trabajo que poco a poco se verán sus efectos. Todos alguna vez hemos pasado una tarde entera hasta la noche haciendo deberes, y hemos sentido lo aburrido y pesado que se nos hacía. Se trata de esto, si queremos que mejoren la caligrafía, clasificándoles ya como mala letra, y encima les sobrecargamos de tareas relacionadas con ésta, el alumno acabará cansado y harto de la actividad. Así, se frustrarán y no conseguirán cambiar su caligrafía.
En mi caso, siempre nos han obligado a escribir con letra
ligada porque quedaba “más bonita” y era acorde a nuestra edad, ya que la letra
suelta era de los mayores. Además, nos evaluaban en la medida que ligábamos las
letras. Por eso, antes pensaba que realmente la letra ligada era más rápida, ya
que no levantaba el lápiz/bolígrafo del papel. Sin embargo, me he dado cuenta
de que no es así. Además, siempre he pertenecido al grupo de las “buenas caligrafías”,
pero he podido saber qué sentían los que no pertenecían a él, y toda la
frustración que eso los llevaba, ya que eran de algún modo excluidos de los demás.
Por eso, como maestra me gustaría cambiar esto, para que los niños cambien su letra
sin sentirse mal por ella.
Otro aspecto que se sigue llevando a cabo en las aulas, y
del que ya hablé en el bloque de “Creación literaria”, es el de la ortografía.
Se sigue calificando a los alumnos en función de las faltas que cometa. Yo creo
que hay que corregirlas, pero no evaluarlas si lo que estás evaluando es la
expresión escrita: hay más momentos en los que evaluar este aspecto. Por
ejemplo, se puede realizar alguna actividad escrita donde el principal objetivo
sea no cometer faltas ortográficas, pero no evaluarlo al mismo tiempo que la
expresión.
Además, he podido darme cuenta de la importancia que tiene
poner un ejemplo de la tipografía a los alumnos, para que puedan copiarla, ya
que, aunque nos podamos encontrar con niños que ya tengan interiorizado su
propio tipo de letra, habrá otros que estén perdidos en este terreno, y que no tengan
ninguna referencia de escritura. Por
tanto, es una actividad que beneficia a todos los alumnos, y podemos hacerla
con toda la clase, y así ningún alumno se sentirá señalado delante de los
demás, aunque individualmente les podemos dar algún consejo extra.
Como hemos hablado de la ortografía, el siguiente bloque
hablará de ella. Aunque ya haya hablado sobre esto, vamos a profundizar más en
el tema.
Conocer la lengua, bloque que aparece en el currículo de
Educación Primaria, implica adquirir un buen vocabulario, y conocer lo básico
de la gramática, además de saber aplicarlo, para conseguir un buen uso de la
lengua castellana. Esto favorecerá a las cuatro destrezas básicas, que son
hablar, escuchar, leer y escribir.
Este bloque se centra en dos aspectos fundamentales para
lograr una buena expresión y comprensión: ortografía y semántica.
- Ortografía:
Se trata del conjunto de normas que rigen la representación
a la hora de escribir. Durante la etapa escolar, los niños se encuentran con
dificultades, relacionadas con tener que respetar las particularidades
ortográficas. Estas son las grafías y la ortografía de la palabra. Dentro de la
primera, se encuentran las equivalencias fonológicas, las grafías representadas
por un mismo fonema, una misma letra que representa dos fonemas, y, al
contrario, dos letras con un mismo fonema. En la segunda dificultad están la
acentuación, las peculiaridades léxico-ortográficas, de acentuación, palabras
con doble acentuación, las mayúsculas, el guion de las palabras compuestas y
las normas de flexión y derivación. Por último, dentro de la ortografía de la
frase tenemos la mayúscula al principio de la frase, la separación de las
sílabas cuando se acaba el renglón, y los signos de puntuación y las notas
auxiliares.
En este período, a los niños les cuesta dominar las nociones
lingüísticas de la ortografía, ya que muchas provienen de la evolución del
castellano, de otras lenguas que nos han legado préstamos lingüísticos.
Uno de los errores que cometemos con los niños es pretender
que se aprendan de memoria estas reglas, cuando realmente la ortografía se
adquiere de manera visual, viendo esas reglas escritas de manera correcta.
Estudiarlas no sirve de nada. En mi caso, apenas tengo faltas ortográficas,
pero tampoco recuerdo exactamente esas reglas que me hicieron aprender de
memoria. Esto es porque a lo largo de los años he visto todas esas normas en
diferentes formatos, en libros, en carteles, etc., que ha hecho que las haya
interiorizado y que ahora al escribirlas lo haga de forma correcta. Las claves
para trabajar la ortografía son la atención, la memoria visual, y el uso funcional
de la ortografía. Pero sin ninguna duda, la base fundamental de esta es la
motivación de los alumnos, y esto en gran parte se consigue reforzándolos de
manera positiva. Un buen método para corregir las faltas es, a la vez que les
corriges en rojo lo que han escrito mal, escribirles en otro color lo que han
escrito correctamente, así pueden ver que, aunque se hayan equivocado, también
han acertado en otras.
Hoy en día se puede observar a mucha gente que escriben mal
muchas de las palabras que utilizan. Yo creo que una parte de culpa la tiene la
manera en que han aprendido esas reglas, ya que como he dicho, la gran mayoría
se estudian de memoria, lo cual no sirve para nada, no solo en la ortografía,
sino que es así en todas las asignaturas del aula. Por ello, he decidido
orientar mi actividad hacia una de las reglas que se confunden con frecuencia,
y al trabajarla con los niños, las aprenderán de una manera más significativa.
- Semántica:
Dentro de este apartado, diferenciamos dos términos: la
semiótica, y la semántica.
La semiótica o semiología se refiere a los procesos de los
sentidos de cualquier señal, en un contexto social o cultural determinado. Por
ejemplo, los iconos se utilizan en la prelectura. Los alumnos tendrán que ser
capaces de entender, interpretar y dar sentido a mensajes verbales y no
verbales. Por otro lado, la semántica se refiere a estudiar el significado e
interpretar los signos lingüísticos, incluyendo las frases hechas, expresiones,
y figuras relativas al significado en un contexto determinado.
La RAE define vocabulario como “conjunto de palabras o
vocablos que constituyen una lengua”. Dentro de este general, encontramos dos
tipos de vocabulario, el pasivo y el activo. El vocabulario activo es el que
utilizamos como emisores, y el pasivo no lo utilizamos, pero sabemos qué
significa. En las aulas se debería trabajar estos dos tipos, para aumentar la
riqueza lingüística de los niños, ya que los niños escuchan y ven muchas
palabras que no conocen su significado. Por tanto, trabajando esto en las aulas
abrirá las puertas del conocimiento de nuevas palabras a los niños, y que en un
futuro sean capaces de manejar gran cantidad de palabras y no se limite siempre
a las mismas.
Una vez que hemos hablado de la teoría, hablemos de la práctica:
¿cómo se está llevando a las aulas esta teoría? ¿cómo se está trabajando? ¿está
siendo eficaz?
La ortografía siempre ha sido ese factor que se evaluaba en
todas las actividades y en todas las asignaturas, dependiendo la nota de éstas
de cuántas faltas de ortografía tuvieras. En mi período de prácticas pude ver
cómo muchos alumnos se desanimaban cada vez más con la escritura, ya que se
tratase de la actividad que fuera, siempre bajaban nota. Está bien que
evaluemos la ortografía, ya que es algo que hay que trabajar, pero no así. Al
igual que trabajamos y evaluamos diferentes contenidos por separado, vamos a
hacerlo con este tema también. Evaluemos cada actividad según los objetivos específicos
que queremos trabajar. Si una actividad está destinada a trabajar la expresión
escrita, califiquemos solamente esta expresión. De la misma manera con la
ortografía, hagamos actividades exclusivas para ello. En el colegio donde
estuve de prácticas este año, las profesoras estaban muy preocupadas porque
cada vez veían más faltas de ortografía, y aun trabajando en ello, no
conseguían mejorarlo. Hasta que encontraron un juego que empezó a dar
resultado. Se trata de un concurso de deletreo. Una serie de palabras era
entregada a los alumnos, que debían trabajar en ellas, ensayando dentro y fuera
del aula, con total libertad. El primer contacto que tenían con estas palabras
era dictado: la profesora dictaba la lista, para que los alumnos la escribieran
en una hoja. Después, se les entregaba la hoja con las palabras bien escritas,
para que corrigiesen ellos mismos las palabras, y pudieran ver sus errores, ya
que la ortografía es visual. Cada mes, los alumnos de todo el curso se repartían
en grupos, tres grupos cada aula, y se hacía el concurso. Lo que pude observar
es que los alumnos se aprendían cómo se escriben muchas palabras a través de un
juego. La recompensa era una medalla (acorde a la estación del año en que
estuvieran y a los gustos de los alumnos) diferente cada concurso. Los alumnos
realmente disfrutaban y se preparaban mucho esta prueba.
Después del concurso, ya en el examen del tema
correspondiente, una pregunta de este era un dictado de algunas de las palabras
estudiadas, y, poco a poco, las faltas iban disminuyendo. Esto nos demuestra
que, si encontramos la motivación de nuestros alumnos, todo será más fácil. Aquí empieza el cambio, ya que no podemos utilizar los mismos recursos con dos grupos, ya que son muy diferentes, y no todo funciona siempre. Se vuelve a repetir la importancia que tenemos, como futuros maestros, de conocer a nuestros alumnos.
CONCLUSIÓN:
Tras haber finalizado esta asignatura, me quedo con la gran
labor que nos queda por delante, todas las cosas que, si queremos que los niños
puedan desarrollarse, debemos cambiar. No ha habido ningún bloque que no me
haya hecho dar marcha atrás y ver que muchas cosas se siguen trabajando igual
que hace mucho tiempo. A lo largo del tiempo, ha habido muchos avances e innovaciones
en todos los ámbitos de la vida, el fuego, la rueda, la máquina de escribir,
los teléfonos, las bombillas, la tecnología… en fin, tantas cosas… pero, ¿qué
pasa con la educación? ¿no va a evolucionar a la vez que el mundo que la rodea?
Aunque hayamos incluido las nuevas tecnologías, nuevas formas de organización,
nuevos recursos… algo tan simple y común como es la lectura, o la escritura,
que los niños van a usas cada día, lo seguimos trabajando mal.
En relación con mi futuro profesional, al igual que he ido
diciendo a lo largo del artículo, creo que he aprendido muchísimo, tanto en
conocimientos como personalmente. Me he dado cuenta lo equivocados que seguimos
estando acerca de cómo trabajar la lengua en las aulas de primaria, y eso es lo
que me guardo, para no cometer los errores que he podido ir viendo y
experimentando.
En mi opinión creo que a la educación de la actualidad le
hace falta abrir sus puertas, que, entre aire fresco, y con él cambios que la
mejoren. Ahora mismo la carrera de maestros esta infravalorada en su gran
mayoría. Creo que este lugar lo asignan quienes, en algún punto de su vida han adquirido
una frustración en la escuela, con el origen en todas esas cosas que hemos
mencionado a lo largo del curso que se hacen mal. Por ello, en cuanto logremos
cambiar esas maneras de trabajar la lengua, poco a poco devolveremos a magisterio
el lugar que le corresponde, ya que todos estamos donde estamos gracias a un
maestro, y por eso, le debemos mucho.
Lo que llevas es excelente, Irene. Incluye el bloque 5, añade la bibliografía y estará perfecto.
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