ARTÍCULO




A lo largo de este cuatrimestre hemos podido aprender qué es en realidad la literatura y cómo debería llevarse a las aulas. Hemos aprendido lo importante que es elegir buenos textos, conocer todos los tipos de literatura, acercar esta literatura a las aulas, conseguir animar a nuestros alumnos a la lectura, intentar inculcarles el gusto por ella, y además conocer a nuestros alumnos para conseguir el éxito en lo dicho anteriormente.

En mi caso, desde siempre me han vendido que la literatura era estudiar los apuntes que  daban de memoria, sin mostrar interés de si lo habíamos comprendido, a leer los libros que te mandaban, sin saber qué era lo que nos gustaba en realidad, y lo mismo a la hora de escribir.

Con esta asignatura me he dado cuenta de que no es así, que no hay que imponer nuestros gustos a nuestros futuros alumnos, sino que hay que buscar una manera con la que consigamos captar su atención, para que así encuentren lo que les gusta, y vayan desarrollando su personalidad.

A continuación, haremos un recorrido por toda la asignatura:


BLOQUE 1: LITERATURA INFANTIL. ANÁLISIS Y SELECCIÓN.


Para empezar con este bloque, lo más importante es saber qué es la literatura, y una vez sabido esto, de qué se trata la literatura para niños, o también llamada, literatura infantil. Podemos definir la literatura como una manera de expresión que utiliza las palabras para llevarse a cabo, y cuyo objetivo es formar una obra artística.
Una vez que sabemos qué es la literatura, la vamos a diferenciar de la paraliteratura, dos términos que, yo, por ejemplo, no era consciente de que existían por separado. Para que un texto sea considerado literario tiene que cumplir las siguientes características:
Primero, ha de tener como objetivo el artístico, para formar un resultado al que llamaremos obra, libro, texto… y debe tener una función poética, esto es, el uso de figuras literarias, el simbolismo…, también debe pertenecer a uno de los tres grandes géneros literarios: ha de ser un texto narrativo, poético o teatral, y, por último, tiene que ser un texto de ficción. Pero esta ficción no se refiere a la fantasía, sino que son términos completamente diferentes. Para ser ficción, el autor deberá crear situaciones que no se conocen. Toda la fantasía es ficción, pero toda la ficción no es fantasía. La fantasía, al contrario, se refiere a situaciones o hechos que no pueden existir en la realidad.
Por tanto, una vez que conocemos estas características, podemos decir que en cuanto un libro no cumple alguna de ellas, es paraliterario. Y esto no significa que un término sea mejor o peor que el otro, es solo que no están destinados al mismo sitio. La paraliteratura se debería trabajar por un camino diferente a la literatura, debido a que ésta la podemos utilizar con un fin concreto, mientras que la literatura no. El fin de la literatura es uno solo: su disfrute.
Debemos conocer también dos tipos de paraliteratura infantil. Por una parte, está la moralizadora, que nos indica cómo actuaríamos o nos comportaríamos en una determinada situación. Y por otra parte tenemos la didáctica, que nos enseña un tema concreto a través de un libro, por ejemplo, un libro que nos enseñe cómo funciona la fotosíntesis.
Diferenciar entre literatura y paraliteratura nos va a ayudar a la hora de elegir textos para llevar al aula. Por ejemplo, si queremos tratar un tema concreto en una tutoría, seguiremos los criterios anteriores para encontrar un libro paraliterario. Y, al contrario, para llevar un libro que nuestros alumnos lean, les guste y se identifiquen con alguno de los personajes, tendremos que buscar uno que cumpla con todas esas características. Y una vez que lo lean, ya sacarán sus propias conclusiones, que pueden ser muy diferentes entre sí.
En la literatura, podemos ver tres tipos de textos:
  • Por un lado, está el texto teatral. Digamos que este género es el menos cercano a los niños, bien porque apenas existen libros teatrales para ser leídos por niños menores de ocho años, o porque la escasa capacidad lectora dificulta el desarrollo de este tipo de texto. Además, es más difícil y menos placentero que la prosa. Este tipo de texto se escribe básicamente para ser representado delante de un público. Es el profesor quien debe romper el hielo y dejar sus miedos atrás, ya que los niños se lo van a tomar con la misma responsabilidad que los adultos, y, además tener paciencia. El hecho de hacer una obra teatral hará que el niño mejore su lenguaje, ejercite la expresión escrita, la expresión artística, se familiarice con el lenguaje no verbal, a través de gestos, y desarrollar su psicomotricidad.
  • Aparte, tenemos la poesía de autor, que está al alcance de los niños, pero no tiene casi cabida en el aula. Esta debe ser transmitida al niño como un juego artístico, donde su imaginación sea la protagonista. Hay que destacar el papel que tiene Gloria Fuertes, quien dio un giro radical al concepto de poesía infantil. Un aspecto que hay que trabajar en el aula es la declamación, para no caer en lo típico, que es sobreactuar y exagerar a la hora de recitar un poema. Desde mi punto de vista, siempre me han enseñado que la poesía es una rima constante, que hay que entonar de manera sobreactuada, y con este bloque, he podido ver que no tiene que ser así. Para empezar a declamar de manera correcta, hay que trabajarlo desde los cursos más bajos, y empezando a saber declamar los profesores para así transmitírselo. Esto se hace de manera que, a la vez que recitas el poema tranquilo, quieto, y concentrado, sepas de lo que estás hablando, y no sea una simple memorización de un texto.
  • El último género que encontramos son los cuentos y novelas de autor. Aunque todos son libros, hay que diferenciarlos de manera correcta: un cuento es un texto breve que transcurre desde el inicio hasta el final sin interrupciones. Sin embargo, una novela está dividida en capítulos. Al lector del libro lo que más le gusta es ser como el protagonista. Para favorecer la maduración y el desarrollo psicológico del niño, tiene que hacerlo el protagonista. Esta identificación que siente el lector se da gracias a la sencillez de los personajes, que deben siempre reflejar entornos cercanos a ellos, reconocibles.


Desde mi propia experiencia, yo nunca me había parado a pensar en estos dos términos. Desde siempre, en el colegio se han trabajado como un mismo tipo, o ni siquiera se ha trabajado este aspecto. En mi caso nunca se han parado a pensar en si un libro era adecuado para nosotros, ni si nos iba a gustar. Siempre se han dejado guiar por lo que recomendaba la editorial. Pero estaban equivocados. Tal vez alguna vez sí que el libro que nos mandaron era adecuado, pero simplemente por casualidad.

La actividad que hemos desarrollado en este bloque consta de saber elegir qué textos elegir para nuestros alumnos, y cómo llevarlos al aula. Todo ello dependiendo del desarrollo evolutivo que muestren nuestros niños.  En este caso, yo he elegido el libro “Plumbito no quiere crecer” de Mercedes Neuschäfer-Carlón. Elegí este libro porque era uno de mis favoritos cuando era pequeña, y también unos de los que he leído y releído a lo largo de los años. Daba igual la edad que tuviera, que siempre conseguía entender al protagonista e identificarme con él.

Para saber por qué este libro sería adecuado para la edad que queremos, lo primero que hay que hacer es analizarlo. Una vez que hayamos analizado este libro, sabremos si seleccionarlo para una edad u otra. Este análisis comienza por el formato. Ha de tratarse de un libro manejable, que los niños puedan manipular fácilmente. Otro aspecto que les suele llamar la atención, ya que es lo primero que ven, es la portada. Una portada llamativa les causará mayor interés que una que no lo sea. Lo siguiente en lo que nos tenemos que fijar, por la misma razón que la portada, es en las ilustraciones del interior del libro, porque las ilustraciones, de una manera u otra, siempre van a acompañar la lectura, y van a hacer que ésta sea más comprensible. Por último, respecto al formato, nos tenemos que fijar en la tipografía que esté escrito. Siempre hay que buscar textos legibles, con letra adecuada, de un tamaño que facilite la lectura. Ahora que ya hemos analizado aspectos externos del libro, pasamos al interior, el contenido. Aquí nos tenemos que fijar en los temas que trata, y si son adecuados, interesantes, o no para el curso que queremos. Después, los personajes tienen que reflejar entornos reconocibles por los niños, para facilitar así el vínculo del que he hablado antes. La manera de actuar y de hablar de los personajes tiene que estar actualizada a su realidad, tienen que hablar y pensar como los propios niños. Por otro lado, la estructura tiene que estar acertada al momento evolutivo de los niños, variando así su complejidad según el receptor. También hay que analizar los valores y contravalores que aparecen, ya que tienen que ser actuales, de manera que los niños, al leerlo, los puedan entender. Por último, el uso de la lengua tiene que ser sencillo, para poder ser asimilado por los lectores.


Uno de mis errores fue que, a la hora de decidir si un libro era adecuado o no, no busqué por qué. Esto me hizo darme cuenta de que como maestros tenemos que estar constantemente informados de fuentes seguras y de las que nos podamos fiar, para podernos apoyar en diferentes páginas, que nos enriquezcan en todos los ámbitos. Pero gracias a esta corrección, también me di cuenta de que en realidad no tenía tan clara la diferencia entre literatura y paraliteratura, ya que, mediante el libro quería trabajar contenidos que adquiriesen los niños. Hoy ya sé que n es así, y para el día de mañana ya sé cómo aplicar esto.

Por todo esto, como futura maestra, creo que es imprescindible seleccionar textos adecuados para nuestros alumnos, y esto solo se consigue de una manera: conociéndolos. Por ello no debemos fijarnos solamente en la edad, sino que tenemos que conocerlos muy bien a ellos, ya que, dependiendo de la zona, del entorno, de la cultura, tendrán unos intereses u otros. Un niño que viva en una zona no va a tener los mismos gustos que otro de otra zona, aunque tengan la misma edad.

De esta manera, al encontrar sus “ideales” estaremos dando en la clave para acercarles la literatura y para evitar que salgan frustrados en el día de mañana. Gracias a esto, conseguiremos que los niños disfruten de la literatura al igual que hacemos los adultos, que es el único fin de esta, y se consigue buscando textos donde los niños se puedan sentir identificados con los personajes, y sientan empatía con ellos. No nos olvidemos del papel que tiene un libro, que nos ayuda a evadirnos de nuestra realidad y centrarnos en la vida de los personajes que aparecen. Solo si conseguimos un vínculo con los personajes conseguiremos identificarnos con ellos.


BLOQUE 2: TEXTOS FOLCLÓRICOS. SELECCIÓN Y ADAPTACIÓN.

Para poder comprender este bloque, al igual que el bloque anterior, primero tenemos que tener claro qué es el folclore. Se trata de “antigüedades populares”, pero, en este caso, nos referiremos solo al ámbito de la literatura.
En primer lugar, cabe decir que los textos folclóricos son textos creados por el pueblo, por tanto, pertenecen a él, y hacen el recorrido por los pueblos, y de generación en generación. Por ello, existen muchas versiones de éstos, debido a su oralidad.

Las tres características que definen el folclore son: el anonimato, ya que se al ser narrado a lo largo del tiempo, se desconoce al autor, la oralidad, ya que son transmitidos de boca en boca, y por último la multiplicidad de versiones, porque, al ser transmitidos de generación en generación y por todos los lugares, de manera que pueden existir muchas variantes de un mismo texto.

Conocemos estos textos gracias a la tradición oral y también gracias a los recopiladores como Charles Perrault, los hermanos Grimm, Christian Andersen y muchos más que, se dedicaron a recoger estos textos y pasarlos a escrito para que con el tiempo no se perdieran. Algunos transcribieron los textos tal y como les llegaron, y otros adaptaron esos textos para convertirlos en moralizadores y didácticos, que tienen la misma función paraliteraria que he dicho en el bloque anterior. Esta es otra de las razones por las que hay varias versiones. Algunos recopiladores se encargaron de añadir una moraleja al final, pero, aunque no aparezca esta moraleja explícitamente, si cumplen las tres características se trata de un texto folclórico. 

Existen dos grandes tipos de textos folclóricos:
  • Textos folclóricos en verso, dentro de los cuales se incluyen los textos para recitar, para jugar y para cantar.
  • Textos folclóricos en prosa, donde se incluyen los mitos, leyendas, fábulas y cuentos. Estos términos se agrupan en la denominación de cuentos. Antes de leer esta clasificación, desconocía que estos mitos y leyendas que hemos escuchado desde siempre se incluían dentro del folclore. Tampoco sabía diferenciar entre mito, leyenda y fábula. Los mitos tratan de la actuación de dioses o héroes en la antigüedad, las leyendas reflejan la tradición de un sitio, y las fábulas están protagonizadas por animales.

Por un lado, tenemos la poesía folclórica, que acoge las retahílas, los trabalenguas, adivinanzas… Quizá estamos ante el tipo del folclore que más cerca está de los niños. Esto nos indica que desde pequeños todos hemos disfrutado del folclore sin saber qué era exactamente. Esto lo he descubierto en este apartado, que desde bien pequeña he utilizado esta poesía folclórica, y nunca me había planteado esos juegos y adivinanzas hasta ahora.

Aparte tenemos los cuentos folclóricos, que son los más conocidos dentro del folclore en prosa. Como he dicho antes, este término agrupa los mitos, leyendas y fábulas. Todos ellos se estructuran de la misma manera: empiezan con un planteamiento, siguen con un nudo y acaban con un desenlace, que es feliz la mayoría de las veces. Si retrocedemos al primer bloque de la asignatura, vemos que contar un cuento que tiene una moraleja, aunque no esté remarcada, convierte ese cuento en un texto paraliterario.


Por último, encontramos el teatro folclórico infantil. Desde los inicios, cuando la mayor parte de la población era analfabeta, y no podían leer los libros ni informarse de los hechos, el teatro era el que tenía el papel de educar, además del de la diversión. El tipo de este folclore que más interés despierta en los niños es el de los títeres y marionetas. Hoy en día este tipo de teatro se ha extinguido casi por completo, y están enfocados a los niños. La manera de representar estas obras es en miniatura, para recodar la tradición de su función en las ferias. Además, a pesar de lo que se cree, estos textos folclóricos no son infantiles, sino que se trata de relatos familiares, que tradicionalmente eran contados para disfrutarlos, no para enseñar. Sin embargo, los niños, con la simbología pueden reflexionar acerca de sus temas.

Esto es lo que hemos desarrollado en la actividad del tema. A partir de tres textos folclóricos seleccionados en función de una edad, teníamos que pensar cómo íbamos a llevarlos al aula. Después, para trabajar estos textos en el aula, hemos tenido que hacer un fórum, a través del cual podamos ver si lo habían comprendido y ver qué conclusiones habían sacado.  Para esto, yo decidí elegir tres cuentos folclóricos que creo que les podían interesar a los niños y a esa edad estaban preparados para comprenderlo y reflexionar en el fórum. A partir de ahí teníamos que analizar la simbología de los personajes y el viaje del héroe, para comprobar igual si los textos eran adecuados a cierta edad.

Con esta actividad he podido volver a leer cuentos folclóricos que ya conocía, pero además he descubierto muchos otros que me han resultado interesantes, y en un futuro en un aula, no dudaría en utilizarlos. Creo que lo llevaría al aula porque, por un lado, me ha parecido una actividad muy interesante y porque creo que es muy completa para hacerla con los niños, tanto a la hora de hacer los diálogos, como para que conozcan otro tipo de literatura. También es interesante ya que muchos de los cuentos tienen otra versión más cercana a los niños, como lo son las versiones de Disney. Y con ambas versiones se pueden comparar y así desarrollar el pensamiento divergente. Ese pensamiento les permite solucionar una situación de varias formas.

Para mi futuro docente me llevo la importancia de conocer y dar a conocer varios tipos de literatura, y que no se quede anclada en lo convencional. Por último, este ha sido el bloque que más me ha aportado, porque, como he dicho, es un tipo de literatura que está mal conocido, ya que los niños la utilizan y la disfrutan, y al igual que en mi caso, no saben que se trata del folclore. Al llevarlo al aula en un futuro, estaremos consiguiendo toda la atención de los niños, porque aprenden literatura jugando.



BLOQUE 3: LITERATURA ESPAÑOLA Y EDUCACIÓN LITERARIA.


Con esta actividad hemos podido acercar la literatura clásica a los alumnos, de una manera diferente y original como lo es una semana cultual. Hemos podido observar el papel fundamental y la responsabilidad que juegan, no solo los maestros, sino que la coordinación entre ellos tiene que ser fuerte para lograr un buen resultado.
La mayor dificultad es coordinarse todo el colegio para que, durante toda una semana se den actividades orientadas en torno a un mismo tema. 

A la hora de realizar esta actividad, entre todos debatimos qué autor elegiríamos y cómo íbamos a distribuir nuestra semana. De tal manera que, cuando ya lo teníamos hecho, pasamos al trabajo individual, de cada uno con su aula. Con el aula de segundo de primaria, quería hacer actividades que les resultasen interesantes, y a la vez que aprendiesen con ellas. 

En la primera entrega, uno de los errores más graves que tuve fue no contar con las necesidades que muestran los niños tan pequeños. Esto lo pude ver, a partir de la corrección, una vez que empecé las prácticas. Aunque yo me encontrase en el tercer ciclo de primaria, pude ver los demás cursos, y vi que en segundo aún no están preparados para aguantar una clase entera escuchando y quietos, aunque habrá excepciones. Por eso, le di un giro a ese aspecto. Entonces, en lugar de una leyenda entera, que llevaría toda una clase, les contaría un resumen hecho por mí. Porque, si lo que quiero es que vean la leyenda en su versión original, les entregaré un breve fragmento, pero no entera. 
Esto es con lo que me quedo después de hacer esta actividad, pero no solo a la hora de hacer una semana cultural, sino que en cualquier actividad y cualquier asignatura: con niños tan pequeños las actividades deben de ir cambiando cada poco tiempo, aprovechando los picos de atención de una edad concreta.

En relación con la actividad, no he tenido ninguna experiencia similar, ya que lo que he visto siempre son clases teóricas, estudiar y examen, sin más. Nunca he vivido esta implicación de crear una semana entera orientada en una época, ni en un autor o personaje histórico. Pero me parece una buena idea para llevar la literatura a las aulas y motivar a nuestros alumnos.


Este tema me parece el más frustrante desde mi punto de vista como estudiante, ya que, al trabajar la literatura clásica como he dicho antes, no se transmite nada. Se trataba de memorizar unos temas, soltarlos en un examen y si a la semana te acordabas tenías suerte. 

En un futuro cada vez más próximo, tendremos que llevar este tipo de literatura a nuestras aulas, y solo conseguiremos atrae a nuestros alumnos si la llevamos de una manera original, siempre de acuerdo con las necesidades de nuestros alumnos. Si hacemos esto, estaremos trabajando la literatura de manera correcta.


BLOQUE 4: LECTURA LITERARIA Y ANIMACIÓN LECTORA.


Resultado de imagen de para viajar lejos no hay mejor nave que un libro


Leer nos permite conocer lugares que jamás imaginaríamos y a personajes que nos invitarán a su aventura. Por eso, a los niños les encanta. Los casos en que alguien diga que no le gusta leer, será porque no le han conseguido animar lo suficiente y han conseguido frustrarlo.

Leer es comprender, interpretar, descubrir, comunicación… Por tanto, si conseguimos atraer la lectura a nuestros alumnos, les estaremos dando una clave. Mediante la lectura, abrimos la mente a nuevos conocimientos, eso supone un enriquecimiento moral e intelectual, y lo más importante, nos hace evadirnos de nuestra propia realidad. 

De aquí viene el papel fundamental que juega la motivación de nuestros alumnos. Tenemos que incitarle a la lectura. Al igual que en los temas anteriores, lo conseguiremos mediante la selección de buenos textos. Para ello, nos fijaremos en el niño como el principal protagonista en el proceso de lectura.
Así, si conocemos bien a nuestros alumnos, sabremos sus inquietudes, sus gustos e intereses, y nos ayudará a escoger los libros más adecuados.

Cuando tengamos escogido el libro adecuado, separaremos el proceso de lectura en tres partes, trabajando todas ellas mediante actividades:

  • Actividades para antes de la lectura: este es el primer paso y me atrevería a decir que es el más importante, ya que es el paso donde tenemos que acercar el libro al niño y conseguir su atención.
  • Actividades durante la lectura: Este paso es el que menos se trabaja, y en el que debemos poner toda nuestra atención. Si no seguimos la lectura de un niño, puede que este se atasque en un punto y se frustre, abandonando así el libro. Por eso, unas buenas actividades que permitan conocer el nivel de comprensión de éste evitarán ese abandono.
  • Actividades para después de la lectura: este es el paso que se trabaja, pero en la mayor parte de los casos de manera incorrecta. Siempre se centran en la memoria, en lugar atender también a la comprensión y a la reflexión.
Si conseguimos unas buenas actividades en todos los pasos, dejaremos una huella emocional que tardará mucho en desaparecer.


Desde mi experiencia previa, creo que uno de los errores que existen en las aulas tiene que ver con este bloque. Después de elegir un libro de manera aleatoria, sin nada que ver con los alumnos, se obliga a estos a leerlo. Por si fuera poco, en la mayoría de los casos, existe una fecha límite, establecida sin tener en cuenta las capacidades de cada niño. Después, para demostrar la comprensión del texto, se obliga a hacer un resumen del texto, tomando como base la memorización de el mismo libro. Incluso a veces, en el mismo examen de los temas impartidos en la asignatura, se incluyen preguntas de memoria del libro.
En ocasiones, el resumen era copiado de la contraportada del libro, o si se disponía de medios, buscado en Internet.

La actividad de este bloque me ha servido para que en el día de mañana esto pueda cambiar. Al igual que en el bloque de “literatura infantil”, empezamos con una selección de un libro, y su “aplicación” a un aula. A la hora de seleccionar el libro, yo elegí uno de mis favoritos, que creo que muestra el error que he mencionado antes. Se trata de “olvídate de subir a los árboles” de Nacho Faerna. Cuando le leí la primera vez, fue porque tuvimos que elegir un libro cada uno de la biblioteca del aula (libros que deberían conocer los maestros) y hacer a típica actividad: leer y ficha de resumen, e ir rotándolos por el aula, acabando todos leyendo todos los libros. Lo que me marcó fue que, el día que varios habíamos “leído” el mismo libro, la profesora corrigió los resúmenes. Al tratarse de un libro donde el título no representa literalmente la historia, los alumnos que no se habían leído el libro porque no lo comprendieron o porque no disponían del tiempo necesario, se limitaron a divagar sobre el título, creando una historia paralela a la real. Todos salvo yo. Pero la profesora dio la razón y como correcto los resúmenes “inventados”. Esto demuestra que: no se molestó ni en saber de qué iba el libro, ni de dar tiempo suficiente para que todos pudiesen llegar a tiempo.
Una vez elegido el libro, analizaremos para qué edad sería apropiado, aunque ya sabemos que todo depende de los intereses y las emociones de los niños. Luego, pensaremos las actividades necesarias para animar la lectura. Se trata de buscar actividades que busquen la emoción, intriga y generen el “gusanillo” de los niños a lo largo de todo el proceso. 

Con esta actividad he aprendido muchas cosas, pero la que más me ha marcado ha sido el tema de los dibujos. En mi primer planteamiento, quería hacer una evolución con los niños tomando como base la imagen que tenían de la protagonista y cómo evolucionaba a lo largo que la conocían más. Lo que no me di cuenta es de que, si la primera actividad les muestro la portada, les estoy cortando la creatividad y voy a obtener X copias de la portada. Si, por el contrario, como me dijo Irune, dejo tantos dibujos aparte y me centro en la simple comparación de la protagonista con ellos mismos, será una actividad creativa y enriquecedora.
También he aprendido que las actividades no se deben basar simplemente en la historia, sino que también hay que trabajar actividades relacionadas con el autor, para así conseguir que nuestros alumnos conozcan todos los elementos del aspecto exterior del libro. Y luego, a la hora que acudan a elegir un libro, sepan qué les aporta el aspecto del libro y si les va a gustar. 

Mi experiencia en este aspecto ha sido positiva, pero no gracias a mis profesores. En el aula, nunca han hecho este período de acompañamiento de la lectura. Sin embargo, gracias a mi ámbito en casa, si que he adquirido el placer por leer. En mi casa siempre ha habido muchos libros, lo que ha hecho que sienta curiosidad por la lectura, ya que quería saber por qué cada vez había más libros. Según fui creciendo, me di cuenta de que a mi madre le encantaba leer, y yo quería saber por qué: ¿qué tendrían esos libros que atraían tanto? Así que, una vez que empecé a leer, mi madre buscaba libros que más se acomodasen a mí: mi madre, que me conocía mejor que nadie. Y conforme me iba haciendo mayor, esos libros iban evolucionando, pero siempre encajaban conmigo. 

Como maestra del día de mañana, tengo en mis manos la responsabilidad de conocer a mis alumnos para así poderles aportar buenos textos.

BLOQUE 5: CREACIÓN LITERARIA.

Este último bloque es muy importante, pero hoy en día no se trabaja correctamente en las aulas. Para empezar a trabajarla de manera correcta, debemos desmontar lo ya establecido como creación. Desde siempre nos han metido en la cabeza que, para crear una obra literaria, tenemos que hacer una redacción, y muchas veces sobre un tema impuesto. Pero este es un término muy abstracto. Como enfrentarse a una hoja en blanco resulta muy difícil, tendremos, antes de mandar la tarea que ejemplificarlo, para que así cuenten con una referencia donde orientarse.


Otra idea que trata el bloque es sobre las correcciones del maestro. Tenemos que empezar a ver que, si lo que queremos es que los niños creen sus obras, no les podemos evaluar con unos estándares fijos, ya que cada creación va a tener sus ideas, su desarrollo, muy diferentes unas de otras. A lo largo de mi etapa educativa he podido observar estos casos. He visto suspender redacciones porque “no era original”, porque “no habla del tema determinado”, porque “no cumple con la estructura necesaria”, etcétera. Todo esto crea una frustración de la creatividad, al tener que escribir lo que te piden, sin libertad de salirte del marco establecido.

En cualquier creación, hay un esquema básico sobre el que podernos ayudar:

  • Primero se anota una lluvia de ideas en una hoja (hoja de sucio).
  • Después se ordenan esas ideas. 
  • A continuación, se realiza una primera escritura, que llamaremos borrador, que se podrá modificar si es necesario.
  • Se revisará por primera vez ese borrador, donde se revisará la ortografía, la puntuación, la expresión, y las redundancias.
  • Se vuelven a hacer las correcciones oportunas sobre el borrador.
  • Y, por último, se pasará a limpio la creación.


El bloque se divide en tres tipos de creaciones, las cuales hemos desarrollado a lo largo de la actividad:

  • Creación en prosa: es la que más se trabaja en el aula, ya que todos los niños han inventado cuentos e historias. Por tanto, se sentirán más cómodos en este ambiente. Hay muchísimas actividades con las que trabajar este aspecto. La que yo he elegido me parece muy divertida y atractiva para los niños, porque, a través del azar de los dados, les creamos una breve intriga sobre qué tendrán que escribir. Esta actividad me la enseñaron en mi período de prácticas y me gustó mucho. Además, la tutora me contó que realmente funcionaba y que los niños se divertían al hacerlo.
  • Creación en verso: este es el punto en el que más ideas he descubierto, y cogeré para mi futuro docente. En la actualidad se trabaja poquísimo la poesía. En mi opinión creo que en muchos centros sigue existiendo la creencia de que para crear poesía es necesario que haya rima, y no es así. Hay infinitas formas de trabajar el verso en las aulas, y para poder utilizarlas, los maestros deberían quitarse la venda de los ojos de que la rima es necesaria. Simplemente se trata de un recurso para crear en verso, pero no es obligatoria. Si obligamos a nuestros niños a buscar la rima de las cosas, no utilizarán más recursos como lo son las metáforas, las comparaciones, aliteraciones, y más figuras poéticas. En la actividad he realizado una letanía en forma de acróstico, ya que es una actividad que me llamó la atención, porque antes de haber dado este bloque, no hubiese sabido identificarla con poesía. Pero además de esta, hay muchos recursos más que utilizar.
  • Creación dramática: La representación de obras de teatro es un recurso que potencia el desarrollo de una gran cantidad de capacidades de los niños. Sin embargo, no se suele trabajar en el aula. Todos los maestros deberíamos quitarnos el miedo a esto, ya que, como hablamos en el primer bloque, los niños se van a tomar con muchísima responsabilidad la representación. Entonces, ¿qué es lo que frena este tipo de literatura? El aspecto más difícil de llevar a cabo es encontrar textos sencillos, comprensibles y adecuados para nuestros alumnos. Por eso, para evitar este hándicap e incrementar el teatro, crearemos nuestras obras. ¿Hay algo más adecuado para los niños que algo creado por ellos? Para este tipo de textos, se pueden usar los mismos recursos que para crear prosa. En este caso, yo lo he hecho de la manera en que los alumnos elijan un personaje, el que ellos quieran, y de ahí vayan hilando ellos mismos la historia, interviniendo todos.

Con respecto a estas tres actividades, no nos hemos limitado a descubrir y elegir las estrategias de creación adecuadas, sino que lo más importante y el objetivo de la actividad era crear nosotros los textos que les propondremos a nuestros alumnos para, como he dicho al principio del bloque, orientarlos, y darles referencias para utilizar.
Una cosa que siempre me ha parecido mal, son esos profesores que mandan tareas y ejercicios sin saber qué está mandando realmente. Para mí, un buen maestro debería realizar las tareas para ver si está adecuada para sus alumnos, para medir el tiempo que tarda en llevarse a cabo, ya que, si es mucho el tiempo, los niños se aburrirán rápidamente, y, por último, para que los alumnos vean que se implica de verdad, y se preocupa por ellos.

Además, teníamos que crear un libro de clase, es decir, agrupar las creaciones del aula y crear un libro que puedan consultar. Este es un buen elemento para conseguir motivar a nuestros alumnos a escribir, animarlos, y así, una vez que vean el resultado, se sentirán orgullosos de sus creaciones. 

Una vez que hemos escrito nuestros textos, podemos enriquecerlos y embellecerlos de múltiples formas, como el uso de metáforas, comparaciones, carriles 

Este último bloque ha sido el más simple de llevar a cabo, pero el que más me ha chocado con respecto a mis creencias previas de la creación literaria. Antes de dar este bloque, yo no tenía idea de cuántas actividades existen para crear obras, ya que siempre me he visto encerrada en las más comunes, pero,ahora he podido abrir los ojos y ver más allá de las actividades típicas, y la poca dificultad que implica innovarlas. Esta variedad de recursos me ha servido para que, cuando me encuentre en un colegio dando clase, pueda cambiar la perspectiva que se tiene de crear textos, y, poco a poco, la de la literatura.

A lo largo de estos bloques, hemos ido haciendo un recorrido por toda la literatura, desde algo fundamental como es saber qué es esta, hasta llevarla al aula. Para ello, hemos aprendido a seleccionar los textos, hemos conocido varios tipos de literatura, hemos creado textos utilizando diferentes técnicas. 
Como un breve resumen de todo, uniremos todos los bloques, viendo así la relación que existe entre ellos. En el primer bloque comenzamos por la base de todo, saber elegir textos y saber cuáles son los adecuados para los niños que tengamos. Debemos conocer a nuestros niños para ello. A partir de esta selección, tenemos que conocer todos los tipos de literatura que existe y hacerles saber a los niños, mediante nuestros métodos, que se trata de tipos diferentes. Aquí es donde se encuentran el segundo y tercer bloque, que hablan de la literatura folclórica y la literatura clásica. Debemos llevarles a los niños estos tipos, para que así tengan una visión más global de la literatura. Una vez que ya hemos visto todos estos tipos, pasamos a la siguiente etapa, animar a los niños a la lectura de cualquier tipo de texto. Esto lo conseguiremos si creamos actividades llenas de emoción, de ganas por conocer. De esto trata el cuarto bloque, de trabajar la lectura con los niños, la comprensión lectora y oral, ya que no hay mejor manera de trabajar si han entendido un tema que hablándolo entre ellos, creando debates. Y por último, llegamos al bloque cinco, donde, para completar este proceso literario, aprendimos a crear referencias que puedan ayudar a nuestro niños. Por tanto, si trabajamos en todos estos aspectos en un aula, estaremos otorgando su debida posición a la literatura.



CONCLUSIÓN:

Como conclusión total de la asignatura, puedo afirmar que me ha cambiado totalmente la visión que tenía antes de empezarla. Yo me esperaba algo más teórico, de memorizar y plasmarlo en un examen, que es lo que llevo haciendo desde el instituto. Además, por mis experiencias previas, iba con unas expectativas bastante negativas, ya que, de la manera que lo he trabajado hasta ahora, estaba desilusionada con la asignatura.

La razón de este cambio ha sido  la profesora con su manera de trabajar con nosotros. Ha conseguido crearme un gusto y una buena sensación hacia algo que yo lo veía como "lo peor". Ha conseguido contagiarnos su gusto por la literatura, y eso es lo que me guardo para el día de mañana. Cuando un maestro no solo enseña, además transmite con pasión, dejará una pisada en sus alumnos que nunca olvidarán.


En relación con mi futuro profesional, al igual que he ido diciendo a lo largo del artículo, creo que he aprendido muchísimo, tanto en conocimientos como personalmente. Me he dado cuenta lo equivocados que estamos acerca del concepto de literatura, y eso es lo que me guardo, para no cometer los errores que he podido ir viendo y experimentando. 
Creo que, como próximos maestros, tenemos en nuestra mano la oportunidad de cambiar estas perspectivas, al igual que he hecho yo en estos meses. Si yo he podido darme cuenta de todo esto después de tanto tiempo viviéndolo, puedo afirmar que nunca es tarde.



WEBGRAFÍA:


Labajo, I.(2018) Literatura española, literatura infantil y educación literaria. Madrid. CSEU La Salle.

Comentarios

  1. Perfecto, Irene. Has sabido presentar todo de forma muy completa y desde la perspectiva de tu propio aprendizaje.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

BLOQUE 5: "EL SISTEMA DE LA LENGUA: MORFOLOGÍA Y SINTAXIS". (TERCERA ENTREGA)

ARTÍCULO FINAL

ARTÍCULO FINAL (SEGUNDA ENTREGA)